Mediante la tecnología de escaneo puesta a disposición de los técnicos de campo, estamos llevando la realidad a nuestros PCs, a fin de visualizarla desde diferentes puntos de vista, ubicaciones o escenas de conjunto, en diferentes capas; nube de puntos, fotogrametría, termografía y resto de parámetros que pueden ser captados por el haz de luz, aportando información valiosa para la toma de decisiones técnicas o empresariales.

Estas nubes de puntos importadas en software de dibujo o modelado eran y son usadas como plantillas, a fin de plasmar la realidad gráfica que define nuestros proyectos y, en algunos casos, dependiendo de la escala y de la densidad de la nube, ni siquiera era necesario.

Otro uso poco común era utilizar la nube de puntos y sus complementos fotogramétricos para utilizarlos de visualizador de la realidad, en bruto, sin más, ahorrando esfuerzos en simplificar una realidad que por sí misma es lo suficientemente compleja como para reducirla a puntos, líneas y planos.

Quizá el uso más desconocido es el poder asignar a cada punto que estimemos importante una etiqueta georreferenciada o GeoTag. El poder de esta etiqueta es que puede contener vínculos a fuentes de información externas, no contenidas en la propia nube, como ficheros (texto, imagen o audio) o a base de datos. Y he aquí su potencial; no necesito de modelado arquitectónico para establecer gráficamente la realidad reduciendo su complejidad y asignando a elementos georreferenciados datos contenidos en bases externas, pudiendo visualizarlo mediante un software local o mediante integración en los sistemas de información de la empresa en cloud.

Es por ello, por lo que para las operaciones de inventario ligadas a mantenimiento, no solo en el ámbito industrial o patrimonial sino también en el cultural, se adopten formas de trabajo que, no siendo novedosas, aportan valor en la toma de decisiones técnicas, patrimoniales o de conservación.