La revista AECMAGAZINE, dedicada al sector AECO, ha publicado un artículo muy interesante sobre la ausencia de unicornios en el mundo de la construcción. Un análisis que pone sobre la mesa una pregunta que muchos nos hacemos desde hace tiempo: ¿cómo puede que un sector que mueve cerca de 14 billones de dólares cada año aún no haya dado lugar a una startup valorada en más de mil millones de dólares?

En los últimos años hemos visto inversiones millonarias en startups ConTech con la misión de digitalizar un sector tradicionalmente lento a la hora de adoptar tecnología. Sin embargo, a diferencia de otros ámbitos donde las startups crecen a un ritmo exponencial y conquistan mercados globales en cuestión de meses, aquí el gran “boom” todavía no ha llegado.

¿Por qué? La construcción no funciona ni encaja en los modelos de los softwares “tradicionales”. Mientras en el mundo tech las startups pueden escalar rápidamente gracias a modelos SaaS y comunidades globales, la obra sigue dominada por grandes empresas, procesos muy arraigados y una cultura en la que pesan la experiencia, la solvencia y la capacidad de ejecutar proyectos largos y complejos. Esta realidad choca con la lógica de “crecer rápidamente y romper cosas” típica del ecosistema startup.

Además, muchos inversores proceden del mundo software, donde buscan métricas claras, crecimiento acelerado y modelos recurrentes. Sin embargo, en construcción, los plazos se miden en años, los ciclos de venta son largos y el retorno no siempre es inmediato. Esta diferencia de mentalidad provoca una brecha entre lo que espera un inversor y lo que realmente puede ofrecer una startup ConTech.

A esto se suma la confusión habitual entre ConTech (tecnología que transforma procesos constructivos) y tech para construcción (herramientas digitales aplicadas a la obra, pero sin modificar el modelo de fondo). La mayoría de inversores tienden a apostar por el segundo grupo, más escalable y con menores riesgos, mientras que las soluciones verdaderamente transformadoras quedan en un segundo plano, sin el impulso necesario para ganar tracción.

Las startups ConTech, además, se enfrentan a barreras muy concretas: un pequeño error puede traducirse en pérdidas millonarias o retrasos críticos en la obra, y aunque el sector sea enorme, el mercado para soluciones mucho nicho sigue siendo limitado y dominado por gigantes como PROCORE, Autodesk o Nemetsch. Sustituir herramientas existentes resulta casi imposible, por lo que la clave está en integrarse sin roces y aportar valor inmediato. Muchas soluciones requieren un modelo híbrido que combina tecnología y servicio, lo que complica aún más la escalabilidad. Si a esto le añadimos que los proyectos tardan años en completarse y que muchas herramientas nacen para resolver problemas muy específicos de cada fundador, sin pensar en una necesidad amplia de mercado, la dificultad para escalar se multiplica.

¿Hay esperanza? Sin duda. El potencial sigue siendo enorme. La construcción es un sector estable y si una solución funciona, la posibilidad de escalar globalmente es real. La clave está en desarrollar productos fáciles de implementar, con un onboarding sencillo y beneficios tangibles desde el primer día. Además, la irrupción de la IA y la automatización está abriendo nuevas puertas: cada vez resulta más sencillo diseñar y adaptar herramientas digitales que ayuden a trabajar mejor y más rápido, lo que podría acelerar la llegada del primer unicornio ConTech.

Aunque todavía no lo hemos visto, estamos más cerca que nunca. Si las startups logran adaptarse a la lógica y tiempos del sector, y los inversores entienden que aquí la transformación no pasa de un día para otro, el cambio será imparable.

En Barcelona ConTech Hub creemos firmemente que este momento está llegando, y queremos acompañar y empujar todo el ecosistema para que la construcción se convierta, finalmente, en un terreno fértil para los próximos unicornios.