En mayo de 2022, hicimos el último viaje al país. Esta vez lo hacíamos bajo la protección de los 6 GEOs destinados a la protección de la embajada española en Port-au-Prince. Habíamos puesto fecha a una última reunión con el Gobernador y el Subgobernador de la BRH – Banque de la République de Haiti, el cliente de la 3ª obra que hacíamos en el país, para poder cerrar económicamente el contrato. La obra del Nuevo Edificio Administrativo había quedado parada en marzo de 2020 por la llegada del COVID, que nos obligó a evacuar a toda prisa y con nocturnidad a todo el equipo expatriado. Posteriormente, con el asesinato del Presidente del país, Jovenel Moise en julio de 2021, el país entró en el caos más absoluto bajo el control de bandas armadas muy violentas.

Atrás quedaba la construcción y puesta en marcha de dos hospitales (Hôpital La Providence en Gonaïves por la ONU y el Hôpital Saint Michel en Jacmel por la Cruz Roja Canadiense), 10 años desde el primer viaje (agosto de 2012) y un montón de experiencias personales y profesionales que ninguno de los que participamos olvidamos. Con la actual distancia temporal, a todos los que participamos se nos escapa una sonrisa melancólica cuando alguien hace referencia a las obras de Haití, y siempre sale citada primera cuando se nos pide qué 3 obras remarcarías de tu carrera profesional.

Así pues, ¿valió la pena? Económicamente, podemos afirmar que no. El esfuerzo, la dedicación, las inquietudes y los riesgos asumidos (y que ahora visualizamos, conocedores de la realidad del país) no tuvieron el retorno económico que correspondería. ¿Pero volveríamos a hacerlo? Seguro que sí. El retorno personal y profesional para todos y cada uno de los que dejamos atrás la zona de confort catalana para encarar el reto haitiano es impagable ni con los mejores de los MBA existentes. Y la satisfacción de haber dejado nuestro granito de arena para la reconstrucción de este maravilloso país, en forma de dos hospitales construidos y en funcionamiento, sí compensa con creces el esfuerzo y los sufrimientos del camino.

Actualmente, Haití es un país sin estado, hundido en el caos más oscuro y absoluto, controlado por bandas armadas sin escrúpulos que impunemente someten a sus habitantes por zonas. No sabríamos explicar los motivos que le han traído aquí. Los expertos hablan de los posos de su turbulento pasado empezando por el primer bloqueo comercial de la historia, la herencia de las distintas invasiones occidentales, los excesos de los distintos dictadores que han gobernado el país, las consecuencias de la terrible fractura social en la que unos pocos dominan toda la economía y una gran multitud vive en la miseria, etc.

Sin embargo, sí que nos atrevemos a apuntar dos factores más que consideramos de extrema importancia y que quisiéramos no olvidar nunca a los que vivimos en el confort del Primer Mundo. Y son la carencia de una educación mínima y universal y la extrema corrupción del sistema político. Estos factores llevan a la desidia de sus gentes, a la pérdida toda de ilusión por aprender y crecer, a descartar cualquier esfuerzo por intentar un progreso que prácticamente es imposible.

Ojalá los esfuerzos que algunas organizaciones internacionales están haciendo para detener la descomposición del país y para conseguir su regreso a un camino de progreso puedan tener éxito. La maravillosa gente que habita en esa fantástica parte de la isla de la Española lo merecen. Y esperamos que esta serie de publicaciones, más allá de contar la experiencia de una empresa constructora catalana fuera de su hábitat natural, haya contribuido con su granito de arena a poner el foco sobre la terrible situación humana que, hoy en día, está sucediendo en un punto de nuestro mismo planeta.

Décima parte

Novena parte

Octava parte

Séptima parte

Sexta parte

Quinta parte

Cuarta parte

Tercera parte

Segunda parte

Primera parte