La innovación tecnológica en materiales de construcción no sólo está transformando la manera en que levantamos edificios o infraestructuras, también puede salvar vidas en sectores tan críticos como el transporte aéreo.

Un equipo de la China Building Materials Academy (CBMA) ha desarrollado un hormigón ultraligero y poroso capaz de detener de manera segura un avión que salga de la pista durante el aterrizaje. Una solución que funciona como una «barrera blanda»: absorbe la energía del impacto, frena suavemente la aeronave y evita daños tanto en el fuselaje como en la infraestructura.

Este avance supone una evolución de los Sistemas de Frenada con Materiales de Ingeniería (EMAS) ya utilizados en aeropuertos de todo el mundo. Pero la nueva «hormigón nube», como lo han bautizado por su ligereza y estructura esponjosa, ofrece más fiabilidad, menor coste y mayor durabilidad.

La clave está en la debilidad controlada del material: mientras que el hormigón convencional busca resistir, éste está diseñado para colapsar de manera precisa bajo el peso del avión, generando una desaceleración constante y previsible.

El sistema ya se ha implementado en 14 aeropuertos de China con resultados muy positivos, incluso en entornos extremos como el Tíbet. Además, al utilizar cemento común en su fabricación, se presenta como una alternativa más asequible para aeropuertos regionales o con presupuestos más ajustados.

Este desarrollo demuestra cómo el ConTech va mucho más allá de la obra: la investigación en nuevos materiales tiene un impacto directo en la seguridad, la sostenibilidad y la eficiencia de sectores estratégicos. Desde los aeropuertos hasta infraestructuras críticas, la innovación constructiva abre la puerta a aplicaciones que trascienden los límites tradicionales de la construcción.